Esta es la fiesta por antonomasia del movimiento obrero mundial, es una jornada que se ha utilizado habitualmente para realizar diferentes reivindicaciones sociales y laborales. Desde su establecimiento en 1989 en la mayoría de países es una jornada de lucha reivindicativa y de homenaje a los Mártires de Chicago, un grupo de sindicalistas que fueron acusados, injustamente y posteriormente ejecutados por su participación en las jornadas de lucha que acontecieron en los primeros días de mayo de 1886.
La reivindicación de la jornada laboral de 8 horas de trabajo
Una de las reivindicaciones básicas de los trabajadores era la jornada de 8 horas. El hacer valer la máxima «ocho horas para el trabajo», «ocho horas para el sueño» y «ocho horas para la casa», amenazando con ir a la huelga si no se obtenía esta reivindicación y recomendándose a todas las uniones sindicales que tratasen de hacer leyes en ese sentido. Esta resolución despertó el interés de las organizaciones, que veían la posibilidad de obtener mayor cantidad de puestos de trabajo con la jornada de ocho horas, reduciendo el paro.
A finales de mayo de 1886 varios sectores patronales accedieron a otorgar la jornada de 8 horas a varios centenares de miles de obreros. El éxito fue tal, que la Federación de Gremios y Uniones Organizadas expresó su júbilo con estas palabras: «Jamás en la historia de este país ha habido un levantamiento tan general entre las masas industriales. El deseo de una disminución de la jornada de trabajo ha impulsado a millones de trabajadores a afiliarse a las organizaciones existentes, cuando hasta ahora habían permanecido indiferentes a la agitación sindical».
El día 1 de mayo, la Huelga General
Alrededor de 200 000 trabajadores, obtuvieron esa jornada de 8 horas con la simple amenaza de paro, debido a que muchos empresarios prefirieron no tener que frenar la producción. El 1 de mayo de 1886, otros 200 000 trabajadores se vieron obligados a iniciar la huelga para conseguir la reivindicación.
En Chicago, las movilizaciones siguieron los días 2 y 3 de mayo. El día 2, la policía había disuelto violentamente una manifestación de más de 50 000 personas y el día 3 se celebraba otra concentración mas, cuando sonó la sirena de salida de un turno de «rompehuelgas». Los concentrados se lanzaron sobre la policía, comenzando una pelea campal. Una compañía de policías, sin aviso alguno, procedió a disparar a quemarropa sobre la gente produciendo 6 muertos y varias decenas de heridos.
La Revuelta de la Plaza de Haymarket y los Mártires de Chicago
El punto álgido de esta lucha se sitúa tres días más tarde, el 4 de mayo, en la Revuelta de la Plaza de Haymarket, en la que se concentraron más de 20 000 personas que fueron reprimidas por 180 policías uniformados. Un artefacto explosivo estalló entre los policías produciendo un muerto y varios heridos. La policía abrió fuego contra la multitud matando e hiriendo a un número desconocido de obreros.
Se declaró el estado de sitio y el toque de queda, deteniendo a centenares de trabajadores que fueron golpeados y torturados, acusándolos del asesinato del policía. Los conocidos «Mártires de Chicago» fueron acusados del atentado en un juicio calificado de ilegítimo y deliberadamente malintencionado, donde cinco de ellos fueron condenados a muerte (uno de ellos se suicidó antes de ser ejecutado) y tres fueron recluidos.
Es evidente que 128 años mas tarde, aun queda mucho por lo que luchar y muchos derechos que logar, aunque en los tiempo que corren, los trabajadores están tristemente entretenidos en proteger derechos que ya estaban adquiridos y vuelven a estar en peligro. Y aunque una huelga general hoy en día, ya no impresione a gobiernos y patronales, tanto ahora como en 1886 los trabajadores de todo el mundo no deberíamos dudar del poder de la unión entre nosotros. Ya seas ingeniero, fontanero, cirujano o albañil, y ya seas ingles, español, americano o japones, siempre estaremos unidos por nuestros derechos universales, todos nosotros somos las manos que mueven la industria, que levantan naciones y que hacen prosperar el mundo, y nadie nos puede quitar ese honor.