El pasado 25 de junio, 51 alumnos de 4º de ESO y cuatro profesores de nuestro instituto aterrizaron en Málaga procedentes de Italia, donde habían estado desde el día 19 en un completísimo y emocionante viaje de fin de curso.
La agenda del viaje estaba cargada ya desde su planificación, y planteaba visitar las ciudades de Roma, Siena, Florencia y Venecia (Milán sería la escala desde donde tomar el avión de regreso) y, sobre todo, convivir durante casi una semana con compañeros y profesores, poniendo un bonito broche al curso y a la Educación Secundaria Obligatoria.
El día 19 de junio partimos del instituto bien temprano, para llegar pronto al aeropuerto de Málaga, desde donde cogimos un vuelo que tras dos horas y media de viaje nos llevó al aeropuerto de Ciampino, en Roma. Las caras y expresiones de emoción de muchos de los alumnos durante el vuelo, el primero para muchos de ellos, fueron geniales. Ya en Roma nos dirigimos al hotel donde nos alojaríamos durante tres días y esa misma noche, tras cenar en un restaurante cercano, hicimos un precioso recorrido nocturno caminando desde el hotel hasta el centro de Roma. Entre las muchas cosas que vimos están las Termas de Diocleciano, la Plaza de la República, la plaza de las 4 fuentes, el Quirinal, el Templo de Adriano o el Panteón, que suscitó los mayores suspiros de admiración de la noche. Cade estacar que durante los tres días (y noches) de estancia en Roma, estos lugares fueron explicados por alumnos que, haciendo de experimentados ‘cicerones’, explicaron de maravilla la historia y peculiaridades de estos lugares y monumentos.
Al día siguiente tomamos el metro para llegar al Vaticano, donde teníamos reservada una visita a los Museos Vaticanos. Afortunadamente no tuvimos que esperar la kilométrica cola que guardaban los turistas y accedimos por la puerta de grupos en menor tiempo del que muchos esperabámos. Los más de 4 kilómetros de recorrido por este formidable conjunto de galerías, edificios y obras de arte nos dejó con la sensación de no poder abarcar tanta maravilla. Entre las muchas cosas que recordamos están la pinacoteca (con obras de Rafael o Caravaggio), el museo gregoriano egipcio, el Patio Octógono (con estatuas como Lacoonte y sus hijos o el Apolo de Belvedere), la Sala de las Musas (con el torso de Belvedere), las salas Redonda y de la Cruz (con sus sarcófagos), las estancias de Rafael, la impresionante Sala de los Mapas o la más célebre de todas las estancias de los Museos Vaticanos: la Capilla Sixtina de Miguel Ángel.
Finalmente acabamos la visita (y la mañana) en la espectacular basílica de San Pedro, desde donde, tras esperar a que dejara de caer el diluvio universal, nos dirigimos atravesando la plaza de San Pedro (con su columnata de Bernini y su obelisco) a la Plaza del Resurgimiento para comer y disfrutar de algo de tiempo libre. Muchos descubrieron en ese tiempo la legendaria calidad de las pizzas, la pasta y los ‘gelatti’ italianos. La tarde nos llevaría a atravesar el río Tiber desde el Castel Sant’Angelo hasta la Piazza Navona y la Plaza de España, donde vivimos un par de momentos muy especiales: Paula y Alicia bailando sevillanas en su célebre escalinata mientras el resto de compañeros cantaban y palmeaban, ante la atónita mirada y el acompañamiento de palmas y flashes de fotos de cientos de turistas, y un par de recién casados a los que nuestros alumnos hicieron un pasillo, vitoreándoles y aplaudiéndoles, mientras los fotógrafos conseguían las mejores instantáneas de la tarde.
Desde allí donde nos dirigimos de vuelta al hotel pasando por otros bellos rincones de esta ciudad mágica. Aunque esa noche la visita nocturna no estaba prevista, un reducido grupo de alumnos muy motivados y entusiasmados con la ciudad acompañaron a Dani y Reyes a descubrir otros rincones no visitados por el día. Decir que esto tiene mérito es muy insuficiente: ese día caminamos no menos de 15 kilómetros, a los que estos chicos tan especiales añadieron otros 5 o 6. ¡Chapeau!
Tercer y último día en Roma: nuestros pies, cansados y algunos incluso levemente lesionados tras muchas horas de caminata, nos dirigen a la Piazza Venecia, con su palacio -primero renacentista en Roma y residencia oficial de Mussolini- y su polémico monumento a Víctor Manuel II, y al popular mercado del Campo de’ Fiori, lugar donde 4 siglos antes fue quemado vivo acusado de herejía al Giordano Bruno. Desde allí, acompañados siempre por las explicaciones de nuestros excelentes cicerones, alcanzamos la isla Tiberina y el encantador barrio del Trastevere, donde visitamos la magnífica iglesia de Santa María y disfrutamos de algo de tiempo libre antes del plato fuerte para la tarde: recorrido por la Roma Imperial.
Para ello pasamos por la iglesia de Santa María in Cosmedin -donde se encuentra la archiconocida ‘boca de la Verittá’- y el circo romano hasta llegar a la basílica de San Pietro in Vincoli, conocida por albergar la famosa escultura del Moisés de Miguel Ángel. Allí quedamos con nuestros guías, fantásticos y simpatiquísimos, que hicieron las delicias de los chavales con sus explicaciones durante esa tarde en el Coliseo, arco de Constantino y foros imperiales. Tras el regreso al hotel, las duchas y la cena, de nuevo un grupo de irreductibles alumnos hicieron la tercera y última visita nocturna de Roma con los profesores Dani y Rocío. El audiovisual proyectado a todo color y gran tamaño sobre las paredes del foro, el mausoleo de Augusto, el ‘Ara Pacis’, la fuente del Tritón de Barberini o la última residencia de los papas antes de mudarse al Vaticano, la basílica de Santa María Maggiore, fueron los últimos testigos mudos del asombro y entusiasmo que esta ciudad inabarcable ha dejado en alumnos y profesores.
El día 22 nos levantamos temprano para tomar el autobús que debía llevarnos a Florencia atravesando los verdes paisajes de la Toscana. La primera parada antes de llegar a Florencia fue la bellísima localidad medieval de Siena, donde entre sus centenarias murallas pudimos admirar la catedral de Siena, joya de gótico italiano, la encantadora Piazza del Campo, donde dos veces al año se celebra ‘Il Palio’, una carrera de caballos de origen medieval muy popular y, por supuesto, recorrer sus callejuelas, placitas y pasadizos. Por la tarde seguimos camino hasta la joya del renacimiento italiano: Florencia. Allí nos esperaban de nuevo dos guías que hicieron lo posible por resumirnos la vasta historia y variedad monumental y artística mientras recorríamos la ciudad a pie. Entre lo que más nos gustó podemos citar la Piazza della Signoria -con su palacio Vecchio, esculturas de la Loggia dei Lanzi y galería de los Uffizi-, la Piazza del Duomo -con al espectacular la catedral de Santa María dei Fiore, el campanile de Giotto o el baptisterio de San Juan-, la estatua y museo de Galileo (por motivos obvios) o el Puente Viejo, con su aroma medieval y sus tiendas de joyas.
Al día siguiente teníamos previsto realizar una gymkana por la ciudad de Florencia que resultó un éxito. Los alumnos, en grupos de tres o cuatro, debían contestar preguntas acerca de detalles o aspectos históricos de la ciudad de Florencia para superar cada una de las pruebas, lo que les permitió conocer y recorrer mejor esta ciudad mientras aprendían de un modo muy divertido. No pocas peripecias se dieron a lo largo de esta aventura. Tras disfrutar de tiempo libre para completar la visita, realizar compras y degustar la gastronomía local, emprendimos camino hacia el que iba a ser nuestro último destino: Venecia. Cabe señalar que nos alojamos en Jesolo, una localidad turística a media hora de esta ciudad, famosa por sus infraestructuras hoteleras y sus playas, donde nuestros aguerridos alumnos tuvieron la osadía de bañarse a altas horas de la noche, protagonizando alguno de los momentos más divertidos del viaje.
La mañana del día 24 nos llevó en autobús hasta Punta Sabione, donde tomamos el ‘vaporetto’ -el autobús acuático de Venecia- que nos llevó a esta pintoresca ciudad que para muchos alumnos ha sido la más destacada de nuestro periplo. Entre las columnas de San Marcos y San Teodoro, luego de pasar por delante del evocador Puente de los Suspiros, empezamos nuestra última visita guiada, donde las dos simpáticas guías nos contaron mil y un detalles históricos, arquitectónicos y artísticos de Venecia. Tras terminar la visita guiada en las cercanías del famosísimo puente de Rialto, uno de los tres que cruzan el Gran Canal, los alumnos disfrutaron de varias horas de tiempo libre que les llevaron a recorrer muchos rincones de esta ciudad emblemática. No faltaron paseos en góndola, degustación de helados artesanos o compras de máscaras. La guinda a este viaje inolvidable la puso una noche en una discoteca de Jesolo donde cantamos, reímos y bailamos todos hasta bien entrada la madrugada.
Y ya casi hemos llegado al final de este relato. La madrugada y mañana del día 25, tras un largo trayecto en autobús desde Jesolo hasta Milán, aderezado con un atasco en la autopista debido a un accidente que se alargó más de lo previsto y puso en jaque los nervios de profesores y alumnos, llegamos al aeropuerto de Malpensa en Milán, y tras muchos nervios, carreras y un comportamiento ejemplar de los chavales, conseguimos embarcar en el vuelo que debía traernos de vuelta a Málaga. Ya desde allí, el autobús ambientado por las canciones y buen humor de todo el grupo, nos trasladó de regreso al instituto.
Como colofón a todo lo señalado en este post, los profesores que acompañamos al grupo: Marisa, Reyes, Rocío y Dani, queremos recalcar el buen comportamiento de los alumnos, su entusiasmo a la hora de conocer un país nuevo, su compañerismo y colaboración a lo largo de las intensas jornadas y, en resumidas cuentas, su calidad humana. Con jóvenes así, todo el trabajo y responsabilidad que conlleva embarcarse en una aventura así queda compensado con creces.