Los nazarenos consiguen un histórico ascenso, pero no compiten con garantías en la máxima categoría por falta de recursos económicos
¿Se imaginan que el Sevilla F.C. o el Real Betis sólo tuvieran dinero para pagar los gastos federativos y los costes de los desplazamientos de los partidos que disputaran como visitantes? ¿Y qué por ahorrar lo máximo posible fueran los jugadores justos para jugar? Esa situación es la que está viviendo un club humilde, BSR Vistazul, que está compitiendo en la máxima categoría del Baloncesto en Silla de Ruedas en España.
Cuando se consiguió el histórico ascenso a finales de mayo de 2017 en Sabadell (Barcelona) el conjunto sevillano tocó el cielo. Este equipo no partía como favorito en ninguna de las quinielas más optimistas, pero su trabajo y fe hizo que consiguieran la proeza.
A partir de ahí tocaba trabajar duro para planificar la temporada en la élite de un deporte, que es el más practicado entre el colectivo de personas con discapacidad no sólo en nuestro país sino en el mundo. A ilusión no les ganaba nadie, pero, desde el primer momento, los inconvenientes fueron excesivos.
La plantilla del ascenso sufre cuatro bajas por diferentes motivos y no se refuerza la misma por falta de un presupuesto digno, con lo que la merma es considerable y se compite en desigualdad de condiciones con el resto de clubes.
Para colmo, se esperaba una mayor implicación del Ayuntamiento de Dos Hermanas, dada la categoría donde se encuentra en la actualidad, y, aunque se ha producido ciertos avances, no han sido suficientes. Peor es el caso de la Diputación de Sevilla, que no apoya esta iniciativa de marcado carácter social.
Además, las ayudas de la Dirección General de Actividades y Promoción del Deporte de la Consejería de Turismo y Deporte serían las correspondientes a la categoría submáxima y no a la División de Honor donde milita en la actualidad. A día de hoy no se ha efectuado ningún pago relacionado con esta convocatoria, con lo que la situación es bastante complicada en estos momentos.
Por si fuera poco, otras entidades privadas en vez de aumentar su apoyo lo han reducido y otras empresas con las que se han contactado, a pesar de las buenas palabras iniciales, no han concretado, al final, el patrocinio de un proyecto deportivo único en Sevilla y provincia.
Con este panorama el infierno está bastante cerca, pero la esperanza de resurgir de sus cenizas, cual ave fénix, no la descarta nadie en la Junta Directiva ni en la plantilla del BSR Vistazul.
De conseguir el título de Campeón de Primera División a, siete meses después, ser el único club que no ha conseguido ninguna victoria en División de Honor en la presente Temporada. Del cielo al infierno en 2017.
