Leer contribuye al desarrollo de la imaginación y la creatividad, además de enriquecer el vocabulario y la expresión oral y escrita.
Según la Asociación Española de Pediatría de Atención Temprana (AEPAT), la lectura mejora sorprendentemente el aprendizaje de los niños, su desarrollo y sobretodo su maduración socioafectiva.
El contacto con los libros debe empezar desde bebés, leyéndoles en voz alta. Antes de los 3 años, los niños están más interesados en la sonoridad que en el contenido, porque les ayuda a interiorizar el lenguaje y a crear asociaciones de sonidos.
La lectura debe realizarse de forma natural, sin prisas ni correcciones, para que el niño disfrute y no considere el acto de leer como un castigo.
Aquí os dejamos algunos consejos para motivar a vuestr@s niñ@s a leer:
– Explicar y leer cuentos desde muy pequeños, favoreciendo así el desarrollo del lenguaje y la imaginación
– Tener libros en casa con colores y dibujos en la portada, colocados en “sitios estratégicos” de fácil acceso para que les llamen la atención y ellos mismos escojan.
– Dejar que nos lean a nosotros en voz alta y nos expliquen lo que ven y entienden en el cuento, a su manera…si no saben leer es perfecto, porque eso nos indica que ya hemos despertado su interés.
– Crear material para la lectura. Siéntate con tu hijo o hija y a inventar vuestra propia historia!!! Escribir un cuento disparatado que los haga reír y si no saben escribir aún, podréis hacer un libro ilustrado con recortes de revistas o incluso dibujando vuestros propios personajes. Además de este material propio, también es muy aconsejable regalar libros, acordes a su edad, en cumpleaños, reyes o alguna otra celebración.
– Crear un espacio para la lectura, con pocas distracciones y ruidos, que sea luminoso y donde el niño se encuentre relajado y cómodo. Al primer síntoma de aburrimiento, es preferible cortar la lectura y seguir en otro momento. La intención es dedicar un tiempo diario a la lectura, de 15 a 30 minutos, y que sea lo más atractivo y divertido posible. Al finalizar, le preguntaremos qué es lo que ha leído, estimulando así la compresión lectora.
Todo esto es mucho más fácil cuando nosotros mismos, como padres, abuelos o profesores, somos un modelo a seguir. Es imprescindible que nos vean leer.
Y un último consejo: nunca obligarlos a leer o mirar un libro si no quieren…está en tus manos despertarle la curiosidad por la lectura.