La atención y la memoria son procesos psicológicos básicos para el aprendizaje;
Atención: es la capacidad de atender para procesar la información; nos posibilita para seleccionar lo importante e ignorar lo irrelevante; gracias a la atención, somos más receptivos a los sucesos del ambiente. La atención es un proceso complejo en el que se implican procesos mentales, tales como: la focalización mental (cuando nos centramos en la realización de una sola tarea), los procesos selectivos (cuando tratamos de centrar nuestra atención en un objetivo concreto, pero existen elementos distractores en el entorno), los procesos de distribución (atendemos a dos o más tareas al mismo tiempo) y los procesos de mantenimiento (cuando mantenemos la atención en alguna tarea durante un periodo de tiempo amplio). Este proceso ocurre simultáneamente con otros procesos, como la memoria a corto y largo plazo. La atención y la memoria son dos procesos íntimamente ligados en el funcionamiento y adaptación de la vida diaria.
Memoria: Es la capacidad mental que posibilita la conservación de los estímulos seleccionados y la evocación de los mismos, por tanto consiste en la capacidad de retener o almacenar el aprendizaje o experiencia previamente adquirida. La memoria podemos clasificarla en memoria a corto plazo (capacidad para mantener una pequeña cantidad de información almacenada para ser recuperada en un breve periodo de tiempo) y memoria a largo plazo (lo que comúnmente conocemos como memoria. Es la capacidad de almacenar una información durante un largo periodo de tiempo: experiencias de vida, imágenes, conceptos…)
Después de conocer brevemente los conceptos de atención y memoria y saber que ambos están íntimamente ligados en el proceso de aprendizaje, a continuación exponemos algunas pautas y ejercicios para trabajar la atención como proceso psicológico básico en niños y niñas.
Pautas:
- Hay que detallar claramente el desarrollo de la actividad a realizar, explicada con un lenguaje claro y conciso, que no lleve a la confusión.
- Tener en cuenta en el desarrollo de la actividad los intereses del sujeto, favoreciendo la motivación por la actividad, presentándola siempre como actividad lúdica.
- No permanecer realizando la misma actividad demasiado tiempo, para no caer en el aburrimiento.
- El entorno debe favorecer el desarrollo de la actividad, de manera que no haya estímulos que distraigan ni perturben el desarrollo de la actividad central.
- Practicar dos o tres veces por semanas y no más de 15 minutos por actividad. Entre una y otra tarea, se debe hacer un descanso de unos 15 minutos y reforzar durante el tiempo libre con algún ejercicio que le guste mucho, de manera que el niño o la niña se vea recompensado.
- No hay que aportar soluciones al ejercicio en cuestión si hemos visto que no ha prestado la atención suficiente para resolverlo. No podemos excedernos en la ayuda prestada, de manera que el niño o la niña haga un análisis de su propio desarrollo. No es aconsejable decirles explícitamente los errores cometidos, por lo que les inducimos a que realicen de nuevo la actividad y ellos comprueben sus propios errores y la manera de no volver a cometerlos.
- Hay que motivarles durante el desarrollo de la actividad; premiarles cuando lo hacen bien y estimular su autoestima y autoconfianza.
Actividades:
Actividades de asociación visual: Asociación por colores
Percepción de diferencias: Encuentra las diferencias
Integración visual: Dibuja lo que le falta a la imagen
Identificación de aciertos y errores: Identifica el intruso
Agudeza visual: Identifica la figura que se encuentra en posición al revés
Laberintos: Encuentra el camino que une a Mickey y Minnie