La Universidad Loyola y la Fundación Alalá han entregado, por quinto año consecutivo, las becas Loyola-Alalá en un acto celebrado en el Campus de Dos Hermanas y que ha contado con la presencia del rector Gabriel Pérez Alcalá, el presidente de la Fundación Alalá, José María Pacheco Guardiola, y la directora, Blanca Parejo.
En esta edición se han concedido 3 becas a tres alumnos del Polígono Sur que han cursado los estudios que dan acceso a la universidad en el IES Domínguez Ortiz. Gracias a estas becas, Josué Vizárraga y Francisco José Borrego estudiarán el Doble Grado en Educación Infantil y Educación Primaria Bilingüe, y David Concejero estudiará el Grado en Ingeniería Informática y Tecnologías Virtuales el próximo curso académico 2020/2021 en el Campus de Sevilla situado en Dos Hermanas.
El objetivo de estas becas es que cualquier estudiante con la adecuada preparación académica, tenga la oportunidad de estudiar en la Universidad Loyola sin que sus recursos económicos constituyan una limitación para ello. Asimismo, se pretende que estos alumnos se conviertan en referentes para sus compañeros y les motiven para alcanzar sus objetivos académicos y profesionales. Por ello, con la colaboración de la Fundación Alalá, y con el objetivo de ayudar en el desarrollo cultural y profesional de los colectivos más desfavorecidos, se pusieron en marcha las Becas Loyola-Alalá en 2016, que hasta la fecha han ayudado a diez jóvenes.
Plan de tutela
Pero las Becas Loyola-Alalá va más allá. No sólo cubre el importe de la matrícula y los derechos de enseñanza, sino que contempla asimismo un plan de tutela formado por un profesor del grado que estudie, un mentor asignado para el acompañamiento y un alumno que le ayudará en su plena integración. Por otro lado, los jóvenes beneficiarios de las becas deberán cumplir las obligaciones académicas establecidas por la Universidad, como la puntualidad y asistencia al 70% de las clases como mínimo, superar el 50% de los créditos matriculados y mantener reuniones de seguimiento con los tutores y responsables asignados.
Para Josué y Francisco José lo más importante de la educación es su poder transformador en la persona «queremos ser profesores para cambiar el mundo, para ofrecer una educación una educación integral en la cual los valores sean fundamentales y no solo sea importante aprobar la materia» explicaban. Por su parte, David Concejero aseguraba que las tecnologías tienen que unir a las personas «hay que aprender a utilizarla para que nos ayude a ser mejores personas, la tecnología debe estar al servicio de la persona».