La Biblioteca de Montequinto acogerá, el miércoles 13 de diciembre, a las 19:30 horas, DEBATE-COLOQUIO ‘La Química en nuestra vida: ¿bienestar o maldición?’ a cargo de Irene R. García, Juan P. Holgado y Juan Cámpora, investigadores de distintos Institutos del Cic Cartuja Centro de Investigaciones “Isla de La Cartuja”, una institución pública, que depende del Consejo Superior de Investigaciones Científicas CSIC Andalucía, laUniversidad de Sevilla y la Junta de Andalucía.
Actividad de divulgación concebida para todos los públicos y de entrada libre hasta completar aforo.
Mesa redonda en la que se pretende, por un lado, debatir muchos de los tópicos, positivos y negativos, asociados con la ciencia y, al mismo tiempo, que los asistentes valoren las oportunidades que el desarrollo científico puede aportar en el s XXI en campos como la agricultura, la sostenibilidad, la salud, el bienestar, el medioambiente o la energía.
Aunque en general se considera a la ciencia como algo que aporta bienestar y desarrollo, en los últimos años se ha creado una corriente cada vez más extendida que establece que la ciencia es la responsable de productos y actos que están destruyendo y enfermando a la humanidad: pesticidas, drogas, venenos, o incluso desastres ecológicos.
Entre otras áreas de la ciencia, es la química la que suele tener una peor percepción, mientras que la sociedad ve bajo otro prisma -más positivo- disciplinas como la medicina, aunque sin librarse de una corriente escéptica y crítica cada vez más amplia.
Por regla general, se asocia el adjetivo “científico” con lo artificial y, por tanto, opuesto a lo natural. Esta dualidad artificial/natural suele llevar implícita el concepto de malo/bueno, lo que conlleva que todo lo que provenga de la ciencia adquiera un halo de “perverso” y se perciba como una amenaza. La introducción de otros conceptos asociados al de “natural”, por ejemplo en alimentación, tales como “ecológico” u “orgánico”, incrementan aún más esta mala reputación, sin tener en cuenta factores como la sostenibilidad o el coste económico o medioambiental de tales propuestas. En este sentido, no podemos olvidar que el 40% de la superficie habitable del planeta está poblado por humanos y animales y que la mitad de la superficie de bosques que existía hace cincuenta años ya se ha destinado a actividades agrícolas.
Teniendo en cuenta la aspiración global de un aumento en el bienestar de la población humana, en especial en los países en desarrollo, que conllevará un gasto energético sin precedentes, se requiere del desarrollo de nuevos materiales y procesos para afrontar estos retos: combustibles, plásticos, materiales para dispositivos electrónicos, medicamentos o cosméticos, cada vez más eficientes y menos contaminantes.
PARTICIPANTES
Los participantes en el coloquio “La Química: ¿Bienestar o maldición?” son investigadores del cicCartuja, formado por los Institutos de Ciencias de Materiales, de Investigaciones Químicas y de Biología Vegetal y Fotosíntesis, desarrollan su trabajo en áreas científicas diferenciadas, aunque próximas, en la frontera entre la biología, la química y la física, lo que permite realizar estudios desde distintos puntos de vista y con metodologías y resultados complementarias.
El objetivo principal de los investigadores de estos Institutos es la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos mediante la realización de proyectos de investigación, en colaboración con empresas y prestando especial atención a aquellas actividades científicas con vinculación en la sociedad.
El área de especialidad de Juan Pedro Holgado es el estudio de materiales y procesos catalíticos con aplicaciones energéticas y medioambientales. Entre las aplicaciones de estos materiales podemos citar la eliminación de contaminantes gaseosos, tales como los de vehículos de combustión, la generación de hidrógeno mediante procesos catalíticos o fotocatalíticos o la valorización de productos naturales mediante procesos respetuosos medioambientalmente. Una de las principales áreas como experto es la caracterización de los materiales mediante técnicas espectroscópicas, con especial hincapié en la caracterización en condiciones de operación (“in operando”) y el empleo de técnicas de radiación sincrotrón.
El área de especialidad de Juan Cámpora es el estudio de los compuestos orgánicos que contienen uno o más átomos metálicos, y muy en particular aquellos en los que estos átomos se enlazan directamente al carbono. Estos compuestos se emplean como catalizadores para un gran número de reacciones químicas, hasta el punto de que los compuestos organometálicos son hoy día herramientas imprescindibles en la síntesis de otros tipos de reacciones, tanto en el laboratorio como en la Industria Química. La investigación que desarrolla su grupo de investigación se orienta hacia el diseño racional de catalizadores, es decir, en la generación del conocimiento básico que más adelante permitirá desarrollar procesos químicos más limpios y eficaces.
El área de especialidad de Irene García es la Biología Molecular de Plantas, concretamente con los mecanismos moleculares de señalización por cianuro durante el desarrollo de las raíces y la respuesta de las plantas a los patógenos que las atacan. Basándose en la experiencia, combina técnicas tradicionales de biología molecular y celular con aproximaciones de biología de sistemas utilizando sistemas de análisis masivo de las biomoléculas presentes en las plantas, principalmente ácidos nucleicos y proteínas, mediante técnicas avanzadas de obtención y análisis de “big data”. La importancia de los mecanismos de detección y señalización en las plantas son fundamentales debido a que son organismos sésiles (no pueden moverse) y deben adaptar muy rápidamente su metabolismo a los cambios y agresiones de su entorno.
Todos ellos tienen un amplio currículo investigador, con decenas de publicaciones en revistas internacionales ( > 200) , presentaciones en congresos y estancias en centros de reconocido prestigio científico ( Universidad de Cambridge, Reino Unido) , Massachussets Institute of Technology (Cambridge, MA, Estados Unidos), el Lawrence Berkeley National Laboratory (Berkeley, CA, Estados Unidos), la Universidad Paris-Sud XI (París, Francia) o la Universidad degli Studi “Federico II” (Nápoles, Italia).
