Las uvas de Nochevieja es una tradición netamente española que con el tiempo se ha extendido a otros países hispanoamericanos como México, Venezuela, Argentina, Ecuador, Perú, Chile, Colombia.
No es casualidad que el lugar más destacado donde se toman las 12 uvas en España sea en la Puerta del Sol de Madrid, donde se encuentra el conocido reloj de la Casa de Correos y desde donde emiten casi todas las televisiones la retransmisión de las campanadas, ya que una de las historias que tratan de explicar esta tradición nos cuenta que allá por el año 1882 el alcalde de Madrid, José Abascal y Carredano, decidió imponer una tasa de un duro a todos aquellos que quisieran salir a recibir a los Reyes Magos la noche del día 5 de enero, con el fin de evitar una noche de fiesta, borrachera y jaleo.
Los madrileños privados de esta noche de fiesta, a falta de recursos para afrontar el pago de dicha tasa, se animaron a celebrar la Nochevieja en la Puerta del Sol, comiendo uvas al son de las campanadas, quizás como una clara burla a la tradición burguesa de comer uvas y champán en la cena de Nochevieja, de hecho, en la Nochevieja de 1895 aparece una referencia escrita sobre las doce uvas, ya que fue el Presidente del Consejo de Ministros quien despidió el año 1895 con uvas y champán, por tanto era ya una tradición que reflejan los periódicos de la época.
No en vano, la prensa de 19078 se queja de que esta tradición, supuestamente importada por los aristócratas de Francia o Alemania, se haya arraigado tanto en la sociedad y la clase más baja la haya adoptado cuando en sus primeros años se burlaba de esto. Así, el primer testimonio escrito que la constata este echo es de la prensa madrileña en enero de 1897, donde se comenta que «Es costumbre madrileña comer doce uvas al dar las doce horas en el reloj que separa el año saliente del entrante», lo cual quiere decir que al menos en 1896 así se hizo.
Este comportamiento se extendió y popularizó rápidamente en la capital, hasta el punto de que en 1897 los comerciantes de la ciudad ya anunciaban las uvas de la suerte y en poco años se conocía en todos los rincones de nuestra geografía. A partir de ese momento, es cuando los agricultores alicantinos, aprovechando su excedente de producción de 1909, realizaron una campaña para promulgar y potenciar la costumbre por todo el país, y así poder colocar el excedente de producción de aquel año, fomentando el consumo, en España, de uvas frescas de la variedad Vinalopó típicas de comarca que lleva su mismo nombre en la provincia de Alicante.
Según la tradición, se cree que el que se coma las doce uvas al compás de las campanadas tendrá un año próspero. Ciertas casas comerciales vieron en esta tradición una buena oportunidad de negocio y, a principios de los años 2000, comenzaron a comercializar botes individuales con doce uvas, peladas y sin pepitas.
Esperamos que os haya gustado el último artículo de este año y aprovechamos para desearos lo mejor para el próximo año.