Los Reyes Magos de Oriente es el nombre por el que la tradición denomina a los visitantes que, tras el nacimiento de Jesús, acudieron desde países extranjeros para rendirle homenaje y entregarle regalos de gran riqueza simbólica tales como oro, incienso y mirra.
La figura católica de los Reyes Magos tiene su origen en los relatos del nacimiento de Jesús, algunos, fueron integrados de los evangelios canónicos que hoy conforman el Nuevo testamento de la Biblia. Concretamente el Evangelio de Mateo es la única fuente bíblica que menciona a unos magos (aunque no especifica los nombres, el número ni el título de reyes) quienes, tras seguir una supuesta estrella, buscan al «rey de los judíos que ha nacido en Jerusalén».
Las tradiciones antiguas que no fueron recogidas en la Biblia, como es el caso de los testamentos apócrifos, son más ricas en detalles. En esos documentos se dice que tenían algún vínculo familiar y también que llegaron con tres legiones de soldados, una de Persia, otra de Babilonia y otra de Asia. Si embargo, según interpretaciones posteriores, los Magos fueron considerados originarios de Europa, Asia, y de África respectivamente
En el último libro escrito por el papa Benedicto XVI sobre Jesús de Nazaret, «La infancia de Jesús», se menciona de tal modo a los Reyes Magos que algunos han sostenido que probablemente no venían de Oriente, sino de Tartessos concretamente en una zona que los historiadores ubican entre Huelva, Cádiz y Sevilla. Al respecto, el secretario general de la Conferencia Episcopal, monseñor Juan Antonio Martínez Camino, recordó que en ningún momento el Santo Padre dice que los Reyes Magos fueran andaluces, lo que explica el Papa es que los magos no eran otra cosa que buscadores de la verdad.
Por otra parte, entre la actual Etiopía y Yemen se encontraba, hace 2.000 años, una antigua civilización que podría revelar pruebas sobre quiénes eran estas personas realmente. Este lugar se llamaba Saba, también conocida por su Reina y por su riqueza. En el libro de Isaías, hay una profecía que sugiere que los Tres Reyes Magos, procedían de esta región, la profecía reza; “Todos los habitantes de Saba vendrán, y traerán consigo oro e incienso y proclamarán la salvación del Señor”. El Reino de Saba, era por aquella época, la única ciudad que poseía grandes cantidades de oro, incienso y mirra.
Para añadir más punto geográficos al misterio el Padre de la Historia, Heródoto, hacia el 450 a.C., describió a los «magoi», como una misteriosa comunidad religiosa. Los miembros de esta comunidad vivían como sacerdotes en las costas del Mar Caspio (Irán del Norte). Esta comunidad de maestros religiosos, se convirtieron siglos más tarde en la antigua Persia, una región situada al Este de la antigua Mesopotamia cuya capital era Persépolis. En las catacumbas romanas (hace 1.700 años), aun se conservan las pinturas del arte cristiano en las que aparecen estos Reyes, vistiendo pantalones, capas y sombreros. Estos atuendos, eran los típicos utilizados por los persas.
Por lo tanto, a fecha de hoy, ni los textos cristianos ni los textos paganos no pueden arrojar una luz clara acerca de la procedencia real de los reyes, pero no es esta la única duda acerca de estas místicas y emblemáticas figuras, ya que el número de reyes tambien son objeto de debate. En los evangelios solo hablan de «magos», en ninguna parte se indican sus nombres, ni que fuesen reyes, ni que fueran tres (número que posiblemente se deba a la cantidad de obsequios ofrecidos). Estas creencias fueron agregadas varios siglos después y se han mantenido en la tradición popular.
Las primeras representaciones de los Reyes Magos, halladas en templos del siglo III, muestran dos personajes. En las catacumbas romanas aparecen dos, tres, cuatro y seis. Para las iglesias siria y armenia eran doce, como prefiguración de los apóstoles o representación de las tribus de Israel. La iglesia copta (mayoritaria en Egipto, Sudán y Etiopía) consideraba el nutrido número de sesenta y cita los nombres de varios en sus textos sagrados.
Por lo que podemos comprobar después de indagar un poco en las diversas tradiciones de los reyes magos, el número de ellos varía. Si bien la Biblia explica que fueron tres los regalos otorgados por los magos al niño Jesús, la primera referencia concreta respecto al número de Reyes Magos la da Orígenes, un conocido escritor eclesiástico del siglo III. Sin embargo, en el siglo V, el Papa León I el Magno estableció oficialmente su número en 3 para toda la cristiandad, mientras que los armenios suponen que fueron 12, por lo que les asignan doce nombres diferentes. Estos nombres tampoco se mencionan en la Biblia.
Independientemente de su numero y/o procedencia, se han ido ganando un lugar muy representativo en nuestra tradiciones, en especial para los más pequeños ya que a su llegada cada año reciben diferentes regalos.
¿Por que? los Reyes Magos traen regalos a los niños
Como ya sabemos todos a estas alturas, la mayoría de las costumbres occidentales tienen u origen en antiguos ritos paganos, que la iglesia ido readaptando para darles cabida dentro del cristianismo sin que los ciudadanos perdieran dicha festividad, con el fin de facilitar la evangelización de las diferentes culturas.
Por ejemplo, la Navidad, se celebra un 25 de diciembre, debido a un festival romano que tenía lugar durante el solsticio de invierno. Este festival, era llamado Festival de Saturnalia, en ellas, los esclavos recibían raciones extras, tiempo libre y otras prebendas. El festival duraba siete días y comenzaban con un sacrificio en el templo de Saturno. Sin embargo, el inicio de esta festividad se remonta a tiempos aún más antiguos, donde en Egipto y Arabia, durante la noche del 5 al 6 de enero se recordaba el nacimiento del dios Aion. Creían que él se manifestaba especialmente al renacer el sol, en el solsticio de invierno que coincidía con dicha fecha. Por otra parte en la antigua Roma se celebraban fiestas, a mediados de diciembre, en honor a Saturno (Cronos para los griegos), al final de las cuales los niños recibían obsequios de todos los mayores.
Posteriormente, el nacimiento del Sol y su nuevo período de luz fueron sustituidos por la Iglesia, quien hizo coincidir en esas fechas el nacimiento de Jesús de Nazaret con el objetivo de acabar con las antiguas celebraciones. Gradualmente las costumbres paganas pasaron al Día de Año Nuevo, siendo asimiladas finalmente por la fiesta cristiana que hoy en día se conoce universalmente como el Día de Navidad.
Por tanto, el día de del solsticio de invierno que iniciaba los festejos de Saturnalia paso a ser el día de Navidad, los festejos de la noche del 31 al 1 en honor a Saturno paso a ser nochevieja y la tradición de hacerle regalos a los niños al finalizar estos festejos paso a ser el día de los Reyes Magos.
En cualquier caso e independientemente de sus orígenes es una fiesta cargada de ilusión para grandes y pequeños en la que esperamos que nuestras peticiones de regalos sean debidamente atendidas por sus majestades bajo la condición, esperemos que cumplida, de haber sido buenos todo el año. ¡Feliz día de Reyes!
