Hay personas que se distinguen por enfrentarse a los problemas proponiendo soluciones. Esa característica se puede fomentar desde el ámbito educativo y es en estos momentos difíciles donde la enseñanza es más importante como motor de cambio de la sociedad.
Pablo, María A., María G., Nuria, Ana, Alfonso, Alejandro y Víctor acompañados por su profesor Segundo Álvarez del Calasancio Hispalense de Sevilla, decidieron embarcarse en un proyecto para hacer este mundo mejor como marca la deontología de la ciencia y la ingeniería.
Confinados, pero en contacto por las redes digitales, han estado trabajando, diseñando, construyendo y soñando con contribuir con algo que pudiera ayudar a frenar con esta abominable pandemia que estamos viviendo.
Conceptualmente, el análisis del problema se concibió con una doble dimensión:
Primero, apreciar que las mascarillas desechables son parte de la solución para contener la expansión de los agentes patógenos, pero a la vez un problema medioambiental de residuos de enorme dimensión.
Segundo, las mascarillas actuales filtran los aerosoles cargados de virus, pero no los mata, por lo que su uso puede seguir representando un riesgo temporal.
Como catalizador, Fundación Telefónica incentiva con una iniciativa muy interesante el semillero de ideas que impulsa que se pase al mundo de las realidades y que se manifiesta con un concurso a nivel nacional denominado “desafío STEAM”. “STEAM” es la línea educativa que busca integrar los conocimientos de Ciencias, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas y cuyas siglas en inglés dan lugar al término.
La maquinaria de creatividad se puso en marcha para concebir un diseño de mascarilla cuyas características principales son: Reutilizable, adaptable, reparable, personalizable y un largo etcétera, pero la piedra angular es que su modularidad le permite que se le acople cualquier filtro específico para la aplicación que se desee, sanitaria, industrial o personal.
Pero no acabó ahí la cosa, también diseñaron un filtro específico para acabar con el virus. Usando luz ultravioleta busca que la corriente de aire que se dirige a las vías respiratorias, sea esterilizada antes de ser respirada.
Aunque la mascarilla se “autolimpia”, admite desinfecciones adicionales con ozono u otro agente desinfectante con el considerable ahorro para las empresas.
La idea se ha merecido el segundo puesto a nivel nacional de la categoría “junior” y estamos convencido que será la inspiración para un nuevo concepto de mascarilla.
Aunque suene a tópico, ganar un concurso no es lo realmente importante. Hay un contenido meta-educativo más sólido detrás. Compromiso, creatividad, compañerismo, superación, resiliencia y un cóctel de actitudes que difícilmente puede ser enseñado en el transcurso de una asignatura ordinaria y que son nativas en las enseñanzas “STEAM”